jueves, 22 de noviembre de 2012

Mandalay

No esperábamos nada de Mandalay. Sólo pasar los días tranquilamente, hasta nuestro regreso a tierras Tailandesas. Pero Mandalay resultó toda una sorpresa. 
Conocimos a una pareja de catalanes super agradables. De esa gente con la que te sientes a gusto, desde el primer momento. Este tipo de encuentros son tan agradables, dan un toque especial a los días que pasas con ellos. Como a muchos otros viajeros, nos encanta conocer nueva gente y pasar unos días, viendo las cosas a través de los cristales de otras gafas. Siempre es revelador. 
Con ellos, fuimos a descubrir una de las atracciones de Mandalay: el puente de teca más grande del mundo. Amarapura. No decepciona. El ambiente allí es mágico y turístico. Hay montones de guiris con nuestras canons o nikons, pero aún hay más monjes y locales, lo que le da fiabilidad al lugar. No parece un sitio sólo de guiris, sino un lugar local para locales, pero donde los guiris también somos bienvenidos. He aquí la parte dulce, de Mandalay.
El día antes de nuestro vuelo, la ciudad se despertó temblorosa. Acabando de arreglarnos para salir, sentí como si me mareara. El suelo se movía bajo mis pies. Cuando alzé la vista y miré a Ixai, ví que estaba ocurriendo algo extraño. Al principio, no sabíamos lo que era, y cuando lo entendimos nuestras reacciones fueron dispares. Mientras yo pensaba que teníamos que ir bajo el marco de la puerta, por seguridad. Ixai estaba emocionado, disfrutando del momento como si estuviera en una atracción del Port Aventura. ;))
Cuando bajamos, el ambiente era extraño. Había gente que seguía en la calle, sin querer entrar, otros como si nada hubiera pasado y el resto estábamos entre el flipe y el miedo: y obviamente, los birmanos tranquilos. A la tarde hubo otro, y en la noche un par más. Al amanecer al día siguiente, ya teníamos ganas de irnos de la tierra temblorosa y volver a tierras más firmes. Fue un final agridulce para un gran viaje birmano.
Nuestros pasos se dirigen al sureste. Abandonamos Myanmar, la tierra de las faldas masculinas y las sonrisas perennes. Siguiente parada: Bangkok.
Esta es la forma habitual de transportar cosas....

Nuestros amados y nada olorosos puestos de pescado seco.






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