Isla de Pangkor
Llegamos
a la isla de Pangkor llenos de optimismo y motivación. Acompañados
por un calor pegajoso, el único sitio donde apetecía estar es cerca
del agua, así que una isla parecía ser la mejor opción.
Pasado
un día ya vimos que no había absolutamente nada que nos apeteciera
hacer. Los "deportes" acuáticos eran carísimos, no habían
templos ni monumentos que visitar y hacer un treking era
inimaginable. Sólo en el "paseo" de nuestra mini cabaña
al baño, ya nos empapábamos de sudor o de lluvia. A excepción de
cuando el Sol se iba, no había término medio. Y ya habíamos pagado
5 noches por adelantado... '¬¬ La perspectiva no era alentadora.
Como
siempre, nada es malo ni tan bueno, como uno imagina, en un inicio.
Para nosotros, tan acostumbrados a tener un horario lleno de
actividades, estos días han sido de puro relax. Nos levantábamos,
desayunábamos, jugábamos al ajedrez (lo que hace el aburrimiento...
jajajja!!), leíamos, nos bañábamos, comíamos, volvíamos al
ajedrez , peli o Sopranos, cena y peli o sopranos, y ya quedaba una
noche menos. La verdad que el ambiente tampoco invitaba a más. El
“pueblo”, tres calles llenas de hoteles, parecía un pueblo
fantasma: todo cerrado
En
cambio, en el hostal siempre habían alicientes, quizás un mono
bajaba y robaba algo de comida, con el consiguiente alboroto de todos
los presentes; o un tucán se posaba en lo alto de la cabaña.
Además, el ambiente era agradable. Estaba lleno de mochileros
peculiares.Una
mañana, mientras volvía a la cabaña de lavarme los dientes, después de un educado: ¿Qué tal?me vi escuchando las penas de Enricco, (un mochilero muy majo) que acababa de romper con
su novia; y así, pasamos Ixai y yo a ser los psicólogos personales de este curioso
personaje. Mi trabajo consistía en reportar el estado anímico de la
muchacha, cada vez que intercambiaba con ella dos palabras. Y el
de Ixai era escucharlo a él. Como ya os hemos dicho, en el hostal siempre habían alicientes. ;))
Ahora
estamos en la previa de Vietnam. Ixai está como un niño en la
mañana de Reyes, todo emocionado pensando en todas las opciones. Por
un lado, nos apetece muchísimo Vietnam, los mercados flotantes, la
Halong Bay, los paisajes... pero, por el otro..., todos los viajeros
hasta el momento, coinciden en lo mismo: los vietnamitas son duros de
pelar. Hasta nos han aconsejado que si nos empiezan a chillar, que
nosotros no nos asustemos y les chillemos más fuerte. A lo que
nosotros, pensábamos: ¿cómo que nos van a chillar?
Pero
bueno, no os preocupéis, que ya os iremos contando.
Besos
y abrazos fronterizos,
Nuestra mini cabaña |
Uno de los asiduos en las alturas del hostal |
El ganador y el perdedor. El quién es quién, os lo dejo a vuestra intuición. ;) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario