Ho
Chi Minh es la tierra prometida de las motos, donde ellas son las
reinas indiscutibles de las calzadas y las aceras. Después del caos
de Yakarta creíamos que ya estábamos un poco inmunizados, ingenuos
de nosotros, al caos asiático; pero Ho Chi Minh está en otra liga.
Las motos invaden cada centímetro de la calzada y, si se colapsan
entre ellas, suben a las aceras, y tocan el pito, hasta que los
peatones las dejamos pasar. Una auténtica locura.
Esta
ciudad alberga el museo de la guerra de Vietnam. Muy interesante pero
complicado para los sensibles, entre los que me incluyo. En la parte
de fuera tiene tanques y armas dejadas por los estadounidenses, y el
interior del edificio contiene fotografías y textos con los horrores
de la guerra, propaganda pacifista y documentos relacionados con el
conflicto. A partir de la segunda planta, empieza el horror: el
agente naranja. Cuando salimos, nos preguntábamos: ¿si a nosotros
nos conmociona, cómo será para los herederos de la guerra, que tras
generaciones, siguen padeciendo los efectos del agente naranja?
Después
de tanta conmoción, nos cogimos un tour para ver el delta del
Mekong. Una de cal y una de arena. :D El Mekong, es una de las cosas
que más ilusión nos hacía de Vietnam. Viendo los documentales en
casa, hace ya algunos meses, no puedes llegar a imaginar lo que este
inmenso río significa. Cogimos un tour de un par de días, con
estancia en homestay. El primer día fue un poco
decepcionante, eran tiendas con alguna atracción turística, bien
podía ser una fábrica de caramelos o hacerte fotos con una pitón y
la inevitable tienda para comprar. Para llegar a los sitios te
llevaban en diferentes tipos de embarcaciones, así que no había
escapatoria. Al final del día, estábamos un poco desanimados, pero
afortunadamente todavia nos quedaba la homestay.
Para
llegar hasta la casa, nos llevaron en un pequeño bote que navegaba
por diferentes afluentes del Mekong. No se oía nada más que nuestro
motor y no se veía a nadie aparte de los habitantes del río. No
habían turistas con cámaras, ni chinas gritonas... Era perfecto
poder disfrutar del Mekong a solas.
La
homestay era como un hostal adosado a la casa familiar. A los
15 minutos allí, ya teníamos la cena lista. ¡Una maravilla porque
estábamos hambrientos! Tres inglesitos nos acompañaban y después
de cenar, el padre de familia, nos invitó a unos chupitos de licor
de arroz, lo que ellos llaman el agua feliz. Fue la recompensa
por el día de tiendas, jijiji!!! Al final, nos acabamos tomando unos
7 chupitos, brindando al son de: “Mo-Ha-Bai-Yo” algo así como
salud en vietnamita; mientras el agua feliz aligeraba nuestra
lengua y risa. ¡Nos lo pasamos pipa! :)))
A
las 5:30 empezó nuestro siguiente día, primero un paseo por la
aldea, desayuno y de vuelta en bote al barco turístico, donde nos
reunimos con el resto del grupo. Ese día tocaba el mercado flotante.
Éste debía ser el punto fuerte del tour, pero otra vez la decepción
asomó la cabeza. Más que un mercado, eran puestos para turistas, no
había ningun vietnamita comprando, sólo barcos y más barcos
turísticos. Y luego, de vuelta a Ho Chi Minh, de vuelta al caos y a
los restaurantes con comida occidental a precios de risa. (Sí,
después de tanto tiempo, se agradece encontrar comida occidental
rica. ;D)
Ahora
ya nuestros pasos se dirigen hacia el norte. Siguiente parada: Nha
Tran.
Beeesssooooooooooooossss
 |
Super acojonada cogiendo la pitón!!! ;D |
 |
Ixiana Jones, tan acostumbrado al peligro, impasible . :))) |
 |
Ixiana Jones a lo Mekong. |
 |
Que bien, que entre él y nosotros hubiera una verja. :))) |
 |
¡¡¡Mo-Ha-Bai-Yooooooo!!! |
 |
Una de las "tiendas" del mercado flotante. |
 |
El mercado flotante |
 |
Cortando los noodles de arroz, como veis éramos los únicos viéndolos. ;P |
 |
Noodles de arroz secándose al Sol |
 |
Aquí es muy popular jugar a una especie de damas chinas. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario