Sapa
es un pueblo en las montañas de Vietnam. Es la entrada a toda la
parte norte y más rural de este país, donde conviven más de 4
etnias diferentes, repartidas en diferentes tribus. Aparte de las
tribus, lo más impresionante de esta región son los paisajes, que
parecen sacados de una postal. A veces, al admirar desde la altura de
una montaña, todos los campos de arroz a tus pies, parece que estés
viendo un repertorio de postales. Como ya nos pasó en Halong Bay,
nos enamoramos de la naturaleza de este país, tan lleno de
contrastes.
Como
ya os comentamos en el último post, hemos venido a Sapa con Ella y
David, una pareja de alemanes majísimos. Tenemos que reconocer que,
en general, o estamos teniendo mucha suerte con la gente con la que
coincidimos o la mayoría de gente viajera es muy maja. ;))) Bueno,
después de llegar, después de dormir en el sleeping bus, decidimos
ir a visitar los alrededores de Sapa, pero tomándonoslo con la
calma... O al menos, ésa era nuestra intención...
Seguíamos
las indicaciones de un blog de unas chicas viajeras, pero para variar
un poco, en algún punto nos debimos desviar, porque acabamos donde
Christo perdió la alpargata... :D Y obviamente, acabamos bajando por
los arrozales. Sí, ahora sentaditos cómodamente en vuestra casa, os
parecerá graciosísimo, pero os aseguro que a mi, al principio no me
hizo ni pizca de gracia. Bien, ahí andábamos nosotros con nuestras
botas goretex, nuestros pantalones de trekking, intentando bajar sin
perjudicar nuestra integridad física; cuando aparecen un par de
mujercitas de una tribu con botas de agua, sus faldas y sus cestas en
la espalda, bajando como si en vez de casi un desfiladero, aquello
fuera el paseo de gracia. Pura humillación vaya...
Al
cabo de un rato en animada charla con ellas, en vistas, de mi total
falta de habilidad senderil (oséase el conocimiento básico sobre
donde poner los pies y así, intentar mantener una postura vertical);
una de ellas releva a Ixai para ayudarme a ir bajando. Ahí ya la
humillación llegaba a casi límites insospechados. Ahí estábamos,
la mujer que medía 1,20m como mucho y flaca como un alfiler,
ayudándome a mi, que pequeña precisamente no soy, por aquellos
senderos imposibles. Yo me sentía como si hubiera vuelto a la
guardería y la profe me tuviera que dar la mano para que no me
cayera... Ella me tenía cogida de la mano y me iba indicando donde
poner los pies, mejor imposible, no nos vamos a engañar. ;D Bueno,
después de un rato y viendo los maravillosos efectos que estaba
teniendo en mi, ahora iba encabezando al grupo; también Ella e Ixai
decidieron que un poco de ayuda tampoco les iría mal. Y así, como
niños de guardería fuimos bajando maravillosamente bien y pudimos
disfrutar del paisaje. ¡Y que paisaje! Una postal tras otra...
¡Precioso!
Pero
todo lo bueno llega a su fin, y así en medio de los arrozales,
perdidos de toda civilización globalizada y a pocos metros del
poblado, las mujeres se despidieron. No sin antes, sacar los típicos
souvenirs de sus cestas. ¡Hasta en medio de un treking, puede
aparecer un vendedor. Lo de este país no tiene límites...
jajajaja! Les dimos algo por la ayuda y seguimos nuestro camino,
ahora ya solos ante el peligro. Llegamos hasta el poblado y decidimos
ir a ver una cascada que no estaba muy lejos de ahí. En medio del
camino, empezó a diluviar y la tierra se volvió barro. ¡Un
desastre! Habíamos recorrido demasiado para volver, pero seguir era
casi imposible; porque a cada paso te hundías más en el barro. Al
final, con Ixiana Jones como guía de grupo, fuimos remontando poco a
poco los campos de arroz. Llenos de barro hasta las orejas y
totalmente empapados, parecíamos sacados de un episodio de
<Supervivientes>, o al menos, así nos sentíamos.
La
caminata duró unas 4 horas y nos lo pasamos pipa! Los siguientes
días en Sapa estuvieron bien, aunque nos lo tomamos con más calma.
Alquilamos una moto y vimos todos los poblados de la zona, ¡una
decepción! En la mayoría, sólo al entrar ya te abordan un grupo de
mujeres que te siguen por todo el pueblo, hasta que das por concluida
la visita y te piden que les compres algo. Los pueblos, estan tan
volcados en el turismo, que han perdido todo el encanto; llenos de
carteles en inglés y puestos que sirven fast food. Una
decepción, aunque Vietnam es lo que tiene.
Quizás,
más al norte donde no vayan tantos turistas y donde sea más difícil
el acceso, esperamos que haya sitios más auténticos, pero
igualmente Sapa nos encantó. Pese a que en el mismo pueblo te
aborden a cada paso y sea más fácil comer pizza que encontrarte a
alguien que no trabaje en el negocio del turismo. Pese a todo, Sapa
es un lugar de postal, donde las terrazas de arroz parecen obras de
ingeniería sin fin. Además, y este es un gran punto positivo, en
Sapa hace frío. ¡Uuuuooooooohhh! Que bien se está pudiendo dormir
tapado, con pantalones largos y sin empapar la camiseta de sudor, a
los 5 minutos de salir de la ducha. Eso sí, es un lujo aquí. ;)))
Siguiente
parada: Bangkok, vía Hanoi. Estaremos un día en Hanoi, para el día
siguiente coger el avión, así que, nada, ¡Adiós Vietnam!
Al
acabar un país, nos invade una sensación extraña. Es como si te
despidieras de un amigo al que sabes que no verás en largo tiempo o
nunca. Todas las expectativas que tenías o se han cumplido o
derruido, siendo los recuerdos y las fotos lo único que te queda de
él. Y sí, tenemos ganas de empezar el próximo, pero a la vez, nos
damos cuenta de que la vuelta, el final de este viaje, se acerca.
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Bajando de la manita ;D |
Vendedoras en las calles de Sapa |
¿A qué es de postal? |
Nuestras monis de guardería... ;))) |
Cuando todavía no diluviaba... |
¿Qué hacen en su poblado cada día? Coser souvenirs... |
Genial! ;) Suerte en el próximo país!! MUAKKK!!
ResponderEliminarMerciiiii!!!!! Te hubieras descojonado TANTO bajando por Sapa. Besoootess!!!
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